domingo, 19 de julio de 2015

Roberto Abad Jordán



no llamar a la noche sino a la noche misma

un poco de arena en el alma, una palabra que yo le debía al mar

suaves reminiscencias de la memoria caían de las rompientes

brota el agua de los significados un jarro de caliza contenía al mar

(c) Roberto Abad Jordan
Lima

Perú

Roberto Abad Jordan estudió psicología en la universidad Ricardo Palma y periodismo en la escuela de periodismo "Bausate y mesa".
Escribe regularmente para algunos blogs de España, Argentina, Chile y Perú.
Es colaborador del programa de radio "La boca ya tiene dientes", Buenos Aires.

sábado, 11 de julio de 2015

José Respaldiza Rojas

MIS MÁQUINAS

 
DE ESCRIBIR

Máquina de escribir que recibí de mi padre, fiel compañera amiga incomparable, me acompañaste, año tras año, en mis estudios universitarios.
Casi me olvido, en el periodismo me inicié contigo, por eso me pregunto qué pasó entre nosotros pues volteo a mirarte y tú ya no estás.
Aún suenan en mis oídos tu monótono hablar, taca taca taca, y al cambio de renglón un avisador rin se dejaba oír.
Usabas una bufanda negra que siempre te compraba, hasta que apareció una bicolor, pero el rojo casi no te ponías.
Camarada de mil avatares discúlpame por insultarte cuando yo erraba al ponerte una letra equivocada, es que debía cambiar de hoja y escribir todo de nuevo, pues eso me daba cólera.
Hasta que de pronto apareció el Radex un papelito pequeño, pero manejable; uno de sus lados tenía una capa muy blanca, por ese lado lo colocabas encima del error y volvías a teclear la letra errada y zas desaparecía permitiendo escribir como si nada hubiera pasado.
Pero me estoy desviando del tema no sé cómo pude olvidarte si me eras tan útil, incluso al aparecer el sténcil seguías siendo gran escritora claro te quitabas la bufanda y así con el cuello desnudo trabajabas de lo más bien.
Debo confesar que coqueto cambié varios modelos, una Olivetti, otra Remington, grandota y pesada, una última Olympia y con una portátil te fui fiel hasta que te perdí. Me ayudaste no sólo con las tareas, ¿Recuerdas cuando te empeñé? Es que debía un dinerillo sin tener cómo saldarlo.
Un día cavilaba y cavilaba, cómo impedir que la puerta de mi cuarto se cerrara así que te usé de tranca, sin que protestaras en realidad ni si quiera refunfuñaste.
Creo que todo empezó cuando le eché el ojo a una hermana tuya mucho más joven y eléctrica, pero la que me encandiló fue una computadora XP recién llegada al mercado y me acostumbré a cambiarte cada cierto tiempo y hoy la nostalgia hace que te extrañe y te busqué en el baúl de los recuerdos.

(c) José Respaldiza Rojas
Lima
Perú


José Respaldiza Rojas (Lima 1940) Decano de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Nacional e Educación (1991) catedrático principal, periodista, se ha especializado en literatura infantil. Es Magister en Ciencia de la Educación. Ha publicado La Maestra, Adivinanza, Las Fabulosas fábulas, Fabulario, Imayllanqui jitanllanqui mil adivinanzas quechuas, Las jitanjáforas en el mundo infantil. El Tangrama, Calcular con fantasía y otros más. Es miembro de APLIJ, CEDELIJ
Ganó el Premio Nacional de Promoción a la Lectura, en el nivel universitario. En 1997 la Biblioteca Nacional del Perú lo galardonó por su creatividad.

 

 
 

jueves, 9 de julio de 2015

Vicky Chincarini


TÚNELES

Atravesé demasiados túneles.

Desde el primero,

el que me entregó al mundo,

un túnel fue la opción.

Ahora, cuando el tiempo

impone su balance

no sé si elegí la oscuridad precisa,

el recorrido apropiado

o el paso justo

al transitar esos espacios.

Siempre hubo esplendores,

voces, silencios y alaridos

que incitaban

la construcción de nuevos socavones

en la locura

de atravesar el tiempo con nuevas flechas.

Después, la costumbre fue ajando cada temblor

y al penetrarlos

no se aceleró el latido,

no tembló el músculo,

no se humedecieron las palmas de las manos

ni quedó en mis zapatos

una mínima muestra

que testimoniara tanto empeño.

Atravesé demasiados túneles:

los propios, los ajenos, los soñados.

Y aquí estoy,

entre el designio inicial

y la imagen gastada,

imaginando otras cavidades

pero a esta edad no puedo con

el barro,

se acabó el agua caliente

y tengo frío.

 

SIN TALISMANES

 

No tengo talismanes.

No tengo nada que apretado en un puño,

colgado al cuello o guardardo en un cajón,

conjuraré cualquier instante.

Nada ceñido en la materia y atreviéndose en formas

que la carne reconoce y la geometría define.

Nada que revele la transmutación

del pez en arena, del agua en aire, del gesto en cal.

 

Conservo el eco de la imprecisa palabra de un adiós,

el ondular de un boleto azul abandonado al viento,

la estampilla en un sobre transformado en barco

que escapó por una esquina de tormentas,

el dibujo de cierto perfil sobre la humedad de un vidrio,

una moneda de cobre de 1949

enterrada en el jardín de una casa que ya no es mía,

una frase escrita con pintura oscura

en una tapia sin enredadera,

una perdida servilleta de papel donde grabé soledades,

un amanecer de domingo

con la primera flor y el último abrazo.

Sólo tengo

esa memoria que destiñe y recrea

para que pueda ahora

balbucear retornos, ademanes o caricias

que flotan en un espacio cargado de otras formas

que aprieto en un puño,

cuelgo de mi cuello

o guardo en un cajón

cerrado siempre a otros ojos.
(c) Vicky Chincarini

San Miguel de Tucumán
Provincia de Tucumán
Argentina


Vicky Chincarini nació  y vive en Tucumán. Ha publicado dos libros de poesía: "Íntima patria" y "los juegos". Ha sido, durante dos períodos, secretaria de la Sociedad Argentina de Escritores, S.A.D.E, Seccional Tucumán y secretaria cofundadora de la Asamblea de Escritores de su provincia. Desde 2003 coordina el Taller Literario de la Peña Cultural "El cardón" y Biblioteca Pública "Dr. Antonio Torres", institución con casi setenta años de permanencia en la cultura de la región.

jueves, 2 de julio de 2015

Rodrigo Verdugo


MAYO A Singwan Chong li

Las campanas mezclan nuestra muerte:

Arena impune





SESENTAYSEISAVO ANUNCIO   A Fernando Palenzuela

Mucho antes de que tuviéramos el insomnio de la luz

Tuvimos el despojo de nuestra propia sangre

Que al alba no alcanzo a saltar

Quedándose como una imploración sobre las abejas

Quedándose más tarde sobre el soplo del sol

Que nos hizo tener cinco cuerpos,

Cinco cuerpos que rebanaban la luna sobre las raíces,

Cinco cuerpos que carbonizaban lo felino de la noche.

Nadie se preparó para esta vastedad

La noche heredó la muerte

Y de todas las cosas heredamos solo sus muertes

Nunca he visto el día

Caos y padres aplastan mi elemento

El latido de mi sombra ocultó los torbellinos

No se lavó el espejo donde termina el mar

La nieve siguió violando lámparas hasta el desvanecimiento

No se lavaba el espejo después de esas horridas jornadas

Las anclas pincharon la noche

Cayó naftalina sobre las estaciones de trenes

Donde mis tías descubrieron que la noche estaba sobrepuesta

Eso probó tanta amargura bajo la tierra

Ese vértigo de madera que hay en lo recién nacido

Sobrepuesto está también en nosotros

El mensajero anochece en el cazador

Y el cazador amanece en el hijo

Sobrepuestos estamos en nosotros mismos,

Con este insomnio de la luz

Con este soplo del sol

Que nos hiciera tener cinco cuerpos

Cinco cuerpos se deben tener para entrar en los tajos del abismo

Cinco cuerpos que entran al mar

Ordenando la luz que tuvieron los ángeles durante el día

Este soplo del sol tuvo cinco cabezas al mirar por dentro esos tajos del abismo,

Que del fuego pasaron a la mujer

Y fue tanta la vigencia nívea de las lámparas violadas y los huesos

Que una estrella visitó la sangre, dejando todo intacto sobre el mundo

Mis cinco cuerpos, tenían conocimiento de lo sobrepuesto

Habían nacido, muerto, amado, dormido, sobre una precisión velada

Tal como el pájaro que no puede dormir porque le hacen escuchar su propio canto

Grabado por quienes el mismo canto de este pájaro no dejó dormir

No se dejaban engañaban cuando lavaban los espejos

Y al soplo del sol supieron como había sido todo

Así fue todo,

Al llegar a una esquina nos dimos cuenta

Que la noche quedó sobrepuesta

Un insomnio de luz empezó a desangrarnos

Todo era reflejo de raíces,

El despojo de la sangre quería saltar a esas raíces

Pero no eran ellas, eran solo un reflejo de raíces

Tal era la amargura bajo la tierra

Entonces llegaron los cinco cuerpos que el soplo del sol nos había hecho

Se prepararon para la vastedad

Hicieron lo que debían hacer

Rebanar la luna sobre las raíces,

Carbonizar lo felino de la noche

Lo recién nacido tuvo su vértigo de madera

Ahora sobre el soplo del sol quedó el despojo de mi sangre

Se quedó como una imploración sobre las abejas

Yo lavo un espejo, aquí donde termina el mar

Mientras pasan por mi lado, luces que me recuerdan mi destierro

Vengo y voy a lo sobrepuesto, con el mismo insomnio de la luz

Recuerdo como cazador y mensajero amanecían y anochecían

Unas tías que nunca tomaron el tren bajo la noche pinchada

Guardándose naftalina entremedio de las enaguas

No me dejo engañar por lo que parece intacto sobre el mundo

He de nacer y morir sobre una precisión velada

El latido con una precisión velada oculta los torbellinos

Los cincos cuerpos se desvanecerán como el soplo del sol sobre los tajos del abismo

No alcanzarán a saltar a las raíces.

(c) Rodrigo Verdugo
Santiago de Chile


Rodrigo Verdugo (Santiago de Chile, 1977). Poeta y Collagista. Coeditor y articulista de la Revista Derrame. Miembro del Grupo Surrealista Derrame. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías chilenas y extranjeras siendo traducida parcialmente al: Ingles, Frances, Italiano, Portugués, Polaco, Árabe, Uzbeko, Rumano y Bùlgaro. En 2002 publica su primer libro: "Nudos Velados", (prologo de Roberto Yañez e ilustraciones de Aldo Alcota), Ed Derrame. Ha participado en exposiciones intenacionales de surrealismo en España, Portugal y Republica Checa. En 2014 publica su segundo libro "Ventanas Quebradas", (prólogo de Lorenzo Peirano) Olga Cartonera Ediciones.










 

David H. Bogado



Poesia I


Escupime, lameme,

visquiame, silenciame.

Faltame el respeto,

faltame de besos.

No me hables.

No me escuches.

No me mires

Si ignorame.

Si callame.

Si cegame.

Pero nunca dejes...

Nunca! dejes de amarme.

 

Poesia II

Quiero verte

desnuda

sin piel

sin mi

sin nadie.

Sin sentimientos

sin culpas.

Sólo verte,

mirarte

y quizás desearte.



(c) David H. Bogado
Valentín Alsina
Provincia de Buenos Aires

 David H. Bogado
nació el 14 de septiembre de 1986, oriundo de la ciudad de Buenos Aires, actualmente reside en el partido de Valentín Alsina de la misma. Luego de finalizar sus estudios secundarios en el Instituto Nueva Pompeya decidió incursionar en el mundo del teatro en el prestigioso Centro Cultural Rojas y luego en el reconocido teatro San Martín. Hoy en día continúa su formación como actor y dramaturgo en la escuela municipal de teatro de Lanus, además de encontrarse dando clases de arte dramático en centros culturales de la capital federal. Ha publicado su primer libro " Vida D.", con el que ha participado en diversos festivales y ha ganado como mejor poeta 2012.Sus últimos trabajos como actor han sido "Hamlet" adaptación de Gustavo Roca, "Tercero Incluido" de Eduardo Pavlovsky con dirección de Walter Arce. Como director y dramaturgo ha estrenado Insania.